“La comprensión de este experimento proporciona luz al oscuro mundo de nuestras motivaciones internas”.

El innovador experimento de psicología social de Festinger y Carlsmith (1959) proporciona una idea central a las historias que conocemos acerca de por qué pensamos y nos comportamos como lo hacemos. El experimento está lleno de engaños ingeniosos por lo que la mejor manera de entenderlo es imaginar que está tomando parte en el.  Así que ponte cómodo, relájate y preparate a viajar al pasado. El año es 1959 y eres un estudiante de licenciatura en la Universidad de Stanford…

Como parte de tu curso, estas de acuerdo en formar parte de un experimento sobre medidas de desempeño. Te dicen que el experimento durará dos horas. Te parece bien, de cualquier modo estas obligado por parte de la escuela a actuar como sujeto experimental durante un determinado número de horas en el año.

Lo que no sabes es que el experimento en realidad se convertirá en un clásico de la psicología social. ¿Y qué te parecería saber que los accidentes cometidos por los creadores del experimento son parte de un engaño cuidadosamente controlado? No te preocupes todavía, por ahora  eres inocente.

LA PUESTA EN MARCHA

Una vez en el laboratorio que te dicen que el experimento se trata de analizar cómo tus expectativas afectan la experiencia al desarrollar una tarea. Al parecer hay dos grupos y en el otro grupo se les ha dado una expectativa en particular sobre el estudio. Para inculcar la expectativa sutilmente, los participantes en los otros grupos son informados del experimento de manera informal por parte de un estudiante que al parecer ha completado la tarea. En tu grupo, sin embargo, realizaras la tarea sin ningún tipo de información previa.

Tal vez te preguntas por qué te están diciendo todo esto, sin embargo todo parece más emocionante ahora que conoces algunas mecánicas del experimento.

Resuelves la primer tarea que se te ha dado y rápidamente te das cuenta de que esto es extremadamente aburrido. Se te pidió mover algunos carretes alrededor de una caja durante media hora, después se te pidió mover unas clavijas alrededor de un tablero durante otra media hora. En este punto piensas que hubiera sido más divertido ver como seca la pintura en algún lugar.

Al finalizar las tareas el creador del experimento te da las gracias por participar, es entonces cuando te dice que muchas otras personas han encontrado interesantes las mismas tareas que tu has realizado. Esto te parece confuso, puesto que las tareas te parecieron especialmente aburridas. Esta bien, ya no importa, la tarea terminó.

UN PEQUEÑO ERROR EXPERIMENTAL

Poco después el creador del experimento se ve un poco avergonzado y comienza a explicar vacilante que ha habido un error. Te dice que necesita tu ayuda. El participante que viene después de tí se encuentra en la condición contraria a la tuya, las mismas que te mencionaron antes de iniciar tus tareas – la condición en la cual tiene ya una expectativa antes de iniciar la tarea -. Esa expectativa es la que los hace creer que la tarea a realizar es interesante. Desafortunadamente, la persona encargada de crear esa expectativa no se presentó.

Así que te pregunta si tu podrías hacerlo. No sólo eso, además te pagará 1 dólar – recuerda que es 1959 -. Genial, una remuneración por tu trabajo. Además te dicen que de aceptar, podrás colaborar con ellos en el futuro. Claro, más dinero, así que decides aceptar. Lo interesante es que lo que había comenzado como una actividad que tenías que cumplir, ahora te dará un poco de dinero,

Inmediatamente te presentan al siguiente participante que esta a punto de comenzar la tarea que tu ya realizaste. Siguiendo las instrucciones que te han dado le dices que la tarea que esta a punto de realizar es muy interesante. El participante te agradece, sonríe y lo ves entrar en la sala donde realizará las pruebas. Ahora sientes un poco de remordimiento por crearle falsas esperanzas. El creador del experimento se acerca a tí, te da las gracias y una vez más te dice que dice que mucha gente ha disfrutado de realizar las tareas y que espera que tu lo hayas encontrado interesante.

Ahora te llevan a una habitación en donde eres entrevistado acerca del experimento que acabas de hacer. Una de las preguntas trata sobre que tan interesante fueron para tí las tareas que realizaste. Haces una pausa y piensas…

En este punto te parece que las tareas no fueron tan aburridas como pensaste en un principio. Incluso empiezas a recordar como los movimientos repetitivos, casi hipnóticos de los carretes y de las clavijas tenían cierta belleza simétrica. Además, todo fue en nombre de la ciencia. Fue un esfuerzo que valió la pena y esperas que los creadores del experimento obtengan buenos resultados.

Claro, las tareas pueden no ser clasificadas como las más divertidas, pero tal vez no fueron tan malas. Te das cuenta que, pensándolo bien, no todo fue tan malo como te pareció en un principio. Así que, valoras las tareas como moderadamente interesantes.

Después del experimento vas y hablas con uno de tus amigos que también estaba dentro del experimento. Al compartir experiencias te das cuenta de que eran casi idénticas, excepto por una diferencia. A él se le ofrecieron 20 dólares por el mismo trabajo que tú hiciste – y a tí te dieron sólo un dólar, ¿recuerdas?. Entonces te das cuenta de que ha habido alguna especie de truco.

Le preguntas a tu amigo sobre las tareas con los carretes y las clavijas:

“Ah, claro” te responde “Eso fue taaaaaaaaaaan aburrido, así que le dí la calificación más baja que pude”.

“No fue así” le respondes. “No estuvo tan mal, de hecho si lo piensas, era muy interesante”.

Tu amigo te mira con incredulidad.

Espera, algo raro está pasando.

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DISONANCIA COGNITIVA

Lo que acabaS de experimentar es el poder de la disonancia cognitiva. Los psicólogos sociales que estudian la disonancia cognitiva están interesados en la forma en que tratamos con dos pensamientos que se contradicen entre sí, y cómo hacemos frente a esta contradicción.

En este caso, tu estabas convencido que las tareas eran aburridas, hasta que te pagaron por decirle a alguien más que eran interesantes. Pero, no eres el tipo de persona que va por la vida mintiéndole a la gente. Así que ¿cómo explicar que una persona honesta le haya mentido a un participante? El dinero que se te pagó por esa acción díficilmente calma tu conciencia, es decir, fue agradable por un momento pero no ‘tan agradable’.

Tu mente resuelve este dilema al decidir que en realidad el estudio fue muy interesante después de todo. Llegas a esta conclusión basándote en las palabras del creador del experimento ¿las recuerdas?: “mucha gente ha disfrutado de realizar las tareas”.

Tu amigo, por su parte, no tiene estas complicaciones mentales. El simplemente piensa: “me han pagado 20 dólares por mentir, eso es una pequeña fortuna para un estudiante como yo, eso justifica mi mentira. Las tareas fueron aburridas y también es aburrido lo que el creador del experimento me dice”.

UNA HERMOSA TEORÍA

Son numerosos los estudios experimentales de disonancia cognitiva que se han llevado a cabo y el efecto está bien establecido. Su belleza radica en que explica muchos de nuestros comportamientos cotidianos. Estos son algunos ejemplos proporcionados por Morton Hunt en ‘La Historia de la Psicología “:

  • Cuando tratas de unirte a un grupo, entra más barreras te encuentras para entrar, más valoras tu membresía. A fin de resolver la disonancia que te provocan los obstáculos que tienes que enfrentar para entrar, convertimos lo que puede ser un grupo promedio, en un grupo fantástico
  • La gente interpreta la misma información de maneras radicalmente diferentes para justificar sus propios puntos de vista. Cuando se trata de definir un punto de vista, convenientemente olvidamos toda la teoría y recordamos todo lo que ajusta.
  • Las personas se adaptan rápidamente a los valores que justifican su comportamiento, incluso cuando es claramente inmoral. Aquellos que toman cosas de su oficina para llevarlas a su casa pueden decir “Todo el mundo lo hace” o “Estoy mal pagado, sólo compenso lo que no me dan”.

Una vez que empiezas a pensar en ello, la lista de situaciones en las que la gente resuelve la disonancia cognitiva a través de la racionalización se vuelve cada vez más y más grande. Si eres honesto, te podrás dar cuenta cuantas veces lo has hecho contigo mismo. Inténtalo, será un buen ejercicio.

Ser consciente de esto puede ayudarnos a evitar la consecuencia más peligrosa de la disonancia cognitiva: creer nuestras propias mentiras.

Este post forma parte de la serie 10 estudios psicológicos que te sorprenderán. Elige el siguiente:

  1. El efecto halo
  2. Disonancia Cognitiva
  3. La cueva de los ladrones
  4. La prisión de Stanford
  5. Obediencia o conformismo
  6. Efecto del falso consenso
  7. Teoría de la identidad social
  8. Malas negociaciones
  9. La apatía del espectador
  10. La conformidad a la norma

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Imagen bajo licencia Creative Commons by Will Lion

Vía | PsyBlog