Si no has estado desconectado del mundo estos últimos años entonces lo más probable es que hayas escuchado nombrar a Banksy.
Es el pseudónimo de un artista callejero de origen británico cuya verdadera identidad sigue siendo un misterio, algunos periódicos afirman que su nombre real podría ser Robert Banks, Robin Banks o Robin Gunningham.
Uno de los acercamientos más interesantes hacia su persona fue realizado en el 2001 en el estado de Chiapas en México, partiendo del hecho de que en ese tiempo era jugador de futbol amateur para el Club Easton Cowboys and Cowgirls de Briston, tal como se narra en el libro Freedom Through Football: The Story Of The Easton Cowboys & Cowgirls del cual se extraen las siguientes fotografías que han sido pixeladas de origen para proteger su identidad:
A últimas fechas la subasta de sus grafittis ha alcanzado los cientos de miles dólares y está de más decir que la pared que elija en cualquier ciudad del mundo para crear una de sus obras aumentará exponencialmente su valor.
Pero ¿qué tienen de especial sus creaciones?
La mayoría son sátiras sobre política, cultura y en general temas que suelen crear controversia y atraer la atención de las gente y los medios, estos últimos hay que decirlo, han jugado un papel muy importante para el reconocimiento masivo del artista. Es fácil que la gente se identifique con los mensajes.
Hace unas semana, el 13 de Octubre exactamente, sucedió un hecho relacionado con este personaje en la ciudad de Nueva York:
Alrededor de las 11:00 a.m. se instaló un modesto puesto cerca de Central Park con cerca de 20 pinturas originales e incluso firmadas por el artista a un precio de 60 dólares la pieza.
La primer venta se realizo más de cuatro horas después de la instalación, a las 15:30 hrs.
Después de un par de ventas más, a las 18:00 hrs. el puesto fue retirado con una ganancia de 420 dólares, enseguida el resumen de la acción:
Cabe resaltar que dicha acción no tuvo el respaldo de siquiera un anuncio que avisara lo que iba a suceder, la repercusión sucedió posterior a ésta, incluyendo la sorpresa para el chico que adquirió cuatro obras realizando una gran inversión de manera involuntaria.
Tan sólo unos días después se realizó una acción similar que sin embargo ya no guardaba relación con el artista.
A manera de experimento Lance Pilgrim y George Gross recrearon el escenario, mismas imágenes, misma ubicación y mismos precios, pero con dos diferencias significativas:
- La predisposición de la gente había cambiado.
- Las obras no tenían ningún valor.
La firma en las obras decía abiertamente Fake Banksy (Banksy falso) incluso iban acompañadas de un Certificado de no autenticidad.
Todo lo anterior no impidió que todas las obras se vendieran en menos de una hora dejando una ganancia total de 2,400 dólares, contra los 420 dólares de Banksy.
La pregunta es: ¿Qué motivó a la gente a comprar obras que sabían abiertamente que eran falsas?
¿Acaso el hecho de formar parte de una experiencia compensa el nulo valor de un producto? ¿o simplemente la predisposición a una acción los impulsa a tomar decisiones aparentemente irracionales?
Un tema al que seguramente le queda mucho por explorar.
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