Cuando eramos pequeños todos soñabamos con una profesión ideal, aquella que idealizabamos como la mejor del mundo y que, al menos en nuestra imaginación, era a la que dedicaríamos toda nuestra vida.
Con el paso del tiempo y cuando te vas dando cuenta de como funciona el mundo, éstas ideas se desvanecen y no sólo eso, estamos constantemente expuestos a pasar una serie de filtros ya no para ser lo que deseamos sino para ser algo en la vida. Tal es el caso de pasar un examen de admisión –como sucede en muchos países– para estudiar en un nivel medio superior o superior, si no lo has pasado y no tienes la capacidad económica de costear una escuela privada lo más probable es que pierdas un año, pero supongamos que si lo has pasado, disfrutas entonces de las bondades de la vida estudiantil por algo así como media década, al final te graduas, incluso con honores y ¡oh sorpresa!. Los trabajos están agotados y los pocos que hay no cubren siquiera el gasto que has realizado para concluir tus estudios. La opción, dedicarte a algo que no está mínimamente relacionado con lo que estudiaste. ¿Irónico no?.
Por otro lado están aquellas personas que no necesariamente siguen la misma línea que el resto, aquellos que eligen que es lo que desean lograr en su vida, tal vez no tengan los conocimientos que se adquieren en una escuela pero tienen pasión. Entonces, al final del día que vale más ¿el conocimiento o la pasión? En seguida una reflexión de Gabriel Bauducco director editorial de PlayBoy México. Y a tí ¿qué te ha funcionado?
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